Envíame una carta de amor,
aunque se pierda.
Envíame unas velas encendidas, no sé,
El Peñón de Gibraltar por ejemplo,
que me mire desde arriba.
Envíame sonatas, pergaminos,
capiteles corintios que apuntalen
esta luz de la tarde
que resbala.
Algo de Brahns, el mar y su epicentro.
Banderas, sin mancharse de colores, ninguno,
que se puedan pintar como se quiera.
Y sobre todo aire de levante, sin cauces.
Aire suelto.
De momento la carta. Aunque se pierda.
Manolo Liaño
Para Joaquina
Noviembre 2011
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